sábado, 3 de septiembre de 2011

HH:MM:SS


Apenas se dio cuenta. Apenas se movió. Fue repentino. 

Cada vez que te acercas a algo, parece ser que de una manera u otra se te va alejando, poco a poco, de manera sutil e indefinida. El deseo. La ilusión. La misma pasión. Mezcla de sentimientos irrefrenables.

El tiempo. Ese conjunto de agujas de reloj, puntitos rojos en el display. HH:MM:SS. ¿Hacía dónde van? ¿Cuándo dejarán de sonar?

Sabes que cuanto más aceleras menos te queda. Cuánto más impulsas menos joyas tendrás para deslumbrar. Encerrado en una caja de cerillas te preguntas porqué has querido correr tanto. Tanto alcance, tanto humo, tanta prisa. Espacio sofocador.

Quieres volar. Volar tan alto que ni el mismo espacio te puede alcanzar. Sentirte libre y fuerte, frágil y cansado. Sin prejuicios. Sabes que no serás juzgado, reprochado, infamado, denigrado.

Pretendes estar al corriente de tu futuro, escribir el libro de tu muerte, saber cuántos años te llevarán llegar a ser feliz. Te imaginas cómo se te cumplirán tus sueños, cómo aprenderás a querer, cómo derrumbarán tus fracasos, cómo asimilarás las derrotas, cómo te acabarás hundiendo.

Esta etapa terminará, estás seguro. Llegarán tiempos felices. Serás todo lo que has querido ser, tendrás todo lo que siempre quisiste tener. Es cuestión de buena fe, de confianza… en fin, de ganas.

Esta etapa eres tú. Es intrínseco. Es inevitable. ¨Aprenderé a vivir con ello¨ dices. Lo asimilarás, te alejarás. Te olvidarás de todos aquellos que te han querido, de todos aquellos sueños que quisieras haber cumplido, de toda aquella vida feliz que te queda por delante. El deseo. La ilusión. La misma pasión. 0. Así termina tu mísera historia, ese mero pasaje que has dejado atrás y te queda por recorrer. 0.