martes, 11 de noviembre de 2008

Parada

Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,

¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...

Rubén Darío, Lo Fatal

* * *

Lo que me transmiten estas palabras...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este poema me ha rememorado mis tiempos de estudiante rebelde y revolucionaria bohemia de segundo de bachillerato xD, you know.

Yo te recitaré muchos poemas, cariño, todas las noches.

¿Sabes qué me apetece?

El sábado por la noche te llevo a cenar a la azotea de Gaudeamus que me muero por probar las berenjenas con miel otra vez. ;)

Te amo, peque!