miércoles, 24 de diciembre de 2008

Carta a una ourensana

Génova es rara, Ana. Es una ciudad de la que tengo recuerdos de cosas que no he vivido, pero eso me hace ir despacito, más tranquila, con dos dedos, torpe, pero acertando las letras que quiero dar. Estoy tranquila, por fin. Al menos ya no siento que me muero por dentro, eso es bueno, ¿no? Y tengo ganas, pequeñas, pero ganas, de empezar otra vez y olvidarme de que esta y cualquier ciudad a veces está tan triste como yo. Notar que estoy cambiando, aunque solo sea un poco, bueno…si es mucho, mejor. ¿Has visto que egoístas nos volvemos cuando estamos solos? Espero que cuando seas medico tendrás cura para el egoísmo.

¿Tú crees que nos enamoramos solo para no estar solos? Yo me he enamorado de una chica, una chica gallega, ourensana más bien. Eso es: me he enamorado de ti. Espero que lo que tienes ahora sea lo que siempre soñaste tener. Mirar los sueños cuando no los conseguimos, porque a algún sitio tienen que ir. Aunque creo que al final, los sueños no son más que una excusa. Pero una excusa muy gorda, es la excusa para vivir. Por eso también a veces se convierten en la mirada nostálgica de lo que nunca fuimos. Que putada, Ana, asumir que nunca serás lo que siempre deseaste…ni esperarlo siquiera. Joder. Deseo…deseo...deseo…deseo…quiero con todas mis fuerzas ser feliz, y con eso hacer un poco felices también a los que me rodean. Eso es lo que siempre quise.

Ay, qué bien…qué bien Génova, Ana.

Beso.

No hay comentarios: