lunes, 8 de septiembre de 2008

Muérete

Perdida saboreo el amargo jugo de mi fracaso,
observando los trozos rotos de mi alma,
abandonados en la oscura calle de la perdición.

Envuelta en las redes de mi inmoralidad
caigo en un pozo sin fondo
me hundo,
me derrumbo,
tropiezo en mis propia miseria.

La realidad me ciega:
jamás podrá ser diferente
el descalabro de mi ser,
salvaje,
indomable.

Mata a la esperanza,
quitándome la ilusión de la felicidad
contigo.

Quiero morirme.
Muérete.

2 comentarios:

Yo Misma dijo...

Estás preciosa cuándo duermes...
Me encanta observarte,
quedarme obnubilada mirándote,
eres hermosa, realmente bella...
Me encantas...

Me encantas...
¡Te adoro tanto!
Y me absorto con tu quietud...
Tan constelada...
tu sosiego me embriaga...

¡Te amo mucho pequeña!

Gracias por hacerme Ser. ;)

Anónimo dijo...

Fracasar no hace a la persona una fracasada, muy al contrario, demuestra su valentía para buscar el exito una y otra vez, empezar de nuevo, luchar con más ganas, destruir los sueños rotos y crear unos nuevos. Cada fracaso no significa el fín de algo, sino el principio del resto de nuestra vida.