sábado, 17 de mayo de 2008

A fast car driving on the road to eternity

Me sorprendo al ver que siempre parece que soy la única que cree en lo eterno. No entiendo como alguien me pueda decir que estando con una persona no crea en que el amor sea para siempre. Si amas a alguien lo único que deseas es compartir el resto de tu vida con ella. Ayer pregunté a una buena amiga su opinión al respecto. Esta mañana me llegó la respuesta:

‘He visto tu último mensaje de ayer, siento no haberlo oído, dormía. Cuando amas a una persona no es que quieras pasar toda la vida con ella, sino que pasarías esta vida, otra, otra, otra, otra y así hasta el infinito por toda la eternidad. No te atormentes, tú quieres de verdad y sientes lo que es el amor en toda su magnitud. El que no lo sienta así no ha vivido plenamente ni lo hará nunca. Sin embargo siempre hay alguien a nuestro lado para apoyarnos y levantarnos cuando caemos en el desanimo. Ese alguien eres tú. Tú le ayudarás a descubrir que es vivir una vida plena, le harás ver que el amor eterno existe. Si tú se lo enseñas, ella lo verá. Tú le ayudarás a cambiar, pero recuerda que es ella la que tiene que hacerlo. Veo dos coches por la carretera, uno apenas puede dar las curvas sin perder el control y lleva una caravana de vehículos tras de sí. El motor parece que se va a hacer pedazos en cualquier momento. El otro viene como un rayo, pasa a todos los coches y parece que mas que rodar vuela, el sonido de su motor es pura música, acompasado y perfecto. Tu sabes cuál de los coches conduces y que para poder ir en paralelo tendrás que frenar e incluso remolcar al otro coche de vez en cuando. Tarea difícil lo sé, pero desgraciadamente todo depende de ti. Espero que un día dejéis uno de los coches en la cuneta y os montéis en el mismo, en caso contrario siempre tienes la opción de acelerar y no mirar por el retrovisor, son unos kilómetros muy duros pero siempre encuentras otro coche por el camino al que acomodar tu velocidad. Sobre todo no te quedes sin gasolina nunca. Tu velocidad es la adecuada. No lo dudes.’

Lo más normal en una relación seria el pensar que no se acabe nunca. No estamos hablando de certezas sino de deseos. Cuando queremos, deseamos que algo pase, centramos todos nuestros sentidos para que se realice. Si partimos del presupuesto de que aun intentándolo no vamos a poder realizarlo seria todo inútil. ¿Si no creemos que algo pueda pasar para que esforzarnos? Hay que creer en lo que quieres, hay que tener esperanza de que se vaya a cumplir. Y esta esperanza se trasformará en certeza. Claro, no podemos predecir el futuro, nadie sabe lo que nos va a traer. Sin embargo estoy convencida que mucho de ello esté en nuestras manos. Si nos esforzamos, si creemos en lo que queremos, el futuro se inclinará para trasladar este deseo en realidad. Hay que soñar, desear, creer. Si quieres puedes, no lo dudes.

* * *

Baby, nuestro amor es eterno…

* * *

Joaquín Sabina - Contigo

Yo no quiero un amor civilizado,
con recibos y escena del sofá;
yo no quiero que viajes al pasado
y vuelvas del mercado
con ganas de llorar.

Yo no quiero vecinas con pucheros;
yo no quiero sembrar ni compartir;
yo no quiero catorce de febrero
ni cumpleaños feliz.

Yo no quiero cargar con tus maletas;
yo no quiero que elijas mi champú;
yo no quiero mudarme de planeta,
cortarme la coleta,
brindar a tu salud.

Yo no quiero domingos por la tarde;
yo no quiero columpio en el jardín;
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.

Yo no quiero juntar para mañana,
no me pidas llegar a fin de mes;
yo no quiero comerme una manzana
dos veces por semana
sin ganas de comer.

Yo no quiero calor de invernadero;
yo no quiero besar tu cicatriz;
yo no quiero París con aguacero
ni Venecia sin ti.

No me esperes a las doce en el juzgado;
no me digas “volvamos a empezar”;
yo no quiero ni libre ni ocupado,
ni carne ni pecado,
ni orgullo ni piedad.

Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
yo no quiero contigo ni sin ti;
lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.

No hay comentarios: