lunes, 26 de mayo de 2008

Ser siendo...

¿Somos lo que queremos o simplemente lo que los otros quieren que seamos? ¿Actuamos porque queremos o porque los otros quieren que actuemos? ¿Es el amor lo que nos hace descubrir nuestro ser o es el ser el que nos hace descubrir el amor? ¿Cuánto poder tiene la influencia en nuestra vida? Sin duda actuamos y somos, porque queremos ser -por lo menos en todos los países que tengan libertad de opinión. Sin embrago hoy en día nos afectan todo tipo de factores externos. ¿Entonces somos lo que pensamos o lo que pensamos llega a ser como somos? Factores ajenos nos afectan de tal manera que no sabemos si lo que pensamos es realmente en lo que creemos y que caracteriza nuestro ser. Los medios de comunicación son unos de los principales creadores de este estado de confusión. Es una de las habilidades más complicadas y no por nada hace falta mucha astucia.

Hay personas más débiles y otras más fuertes. No niego que muchas veces me descubrí preguntándome si lo que estaba pensando era verdaderamente cosa mía o una influencia de algo o de alguien. ¿Soy lo que pienso o llego a pensar como soy? Lo último, la mayoría de las veces es causa de todo lo que pasa a nuestro alrededor. Todo el mundo una vez u otra ha sido influenciado, lo importante es que eso no haya comprometido la forma de pensar y de ser. No digo que no se pueda cambiar de opinión, ni que cambiar de idea sea malo, sino que muchas veces tengo la impresión de que la gente no piense con su cabeza, sino que dice las cosas por decir, porque las ha escuchado en alguna parte y se conforme, hablando como si las ideas fueran suyas.

El ser es todo, en oposición al no-ser. Como dice Descartes: ‘pienso, luego soy’. ¿O quizás somos y luego pensamos? Es una cuestión ambigua. Sin embargo siendo idealista prefiero creer que sea lo primero. Y estoy de acuerdo con lo que dice mi padre (menuda influencia): ‘somos lo que sabemos’, que se enlaza bastante con el punto de vista de Descartes.

Sin embargo lo que más importante de todo, siendo lo que pensamos o pensando lo que somos, es que amemos. Sin amor no hay vida. Yo pienso que el amor me da la vida y por eso puedo llegar a ser. ¡En este sentido seguro que Descartes tenía razón!

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