miércoles, 14 de enero de 2009

Felicidades

Somos corazones sepultos, deseos perdidos, eternos viajeros hacia el abismo de dos mundos: la realidad y la felicidad. Mucha ingenuidad para seres pensantes que somos. Mucha pérdida de tiempo para que siga insistiendo e intentando, esperando y creyendo. Y a fin de cuentas la vida es eso: esperanza y desolación, porque sin esperanza la Vida no es nada y la esperanza siempre nos acaba hundiendo. Y seguimos esperando, agarrándonos a los pocos arpones que nos quedan y dejando atrás los trapos sucios que nos han manchado los años. Seguimos adelante porque, en definitiva, no nos queda otra.

Desolador ver que la única conclusión lógica es conformarnos. Y es la misma conformación que lleva inevitablemente al fracaso, a la inutilidad, a la incomprensión. La aceptación de la Vida tal como es, nos lleva a un perenne y quizás inútil sufrimiento. Parece que en el fondo nos gusta sufrir, amamos sufrir, deseamos sufrir.

Vendémonos los ojos y dejemos que esta vida sea un mero pasaje, que no tenga nada que regalarnos para que nosotros no tengamos que devolverle nada. O quizás aun mejor: no esperemos nada de ella, simplemente dejémonos llevar por el flujo de la eternidad. Es mejor regalar, quizás, momentos mágicos a nosotros mismos, para no sentirnos nunca solos y para cerrar dignamente este capítulo que es la Vida.

...Felicidades, hoy es tu día...

1 comentario:

Blumun dijo...

¿Debemos esperar algo de la vida?, y ¿ella de nosotros?
Yo siempre he representado mentalmente la vida como un río, a veces tranquilo, a veces embravecido, a veces con un cauce ancho, a veces angosto, a veces trasparente, a veces turbio, a veces con un fluir excesivamente sosegado, a veces excesivamente rápido, a veces demasiado caudaloso y a veces casi seco.
Ese es el río, atractivo y peligroso. Esa es la vida, cambiante y caprichosa.
Navegamos por ella pero ¿dirigimos nosotros el barco o lo hace ella? Nos revelamos porqué vemos cosas en la orilla que no alcanzamos, ¿por qué no podemos vivir con lo que tenemos y ser felices?
Quizás deberíamos valorara las pequeñas cosas, comprender a los demás de verdad, izar la vela de la esperanza y tener como destino el puerto de la felicidad.