Mi corazón me ha dado un vuelco, por fin ha sonado el teléfono. Pego un salto en la silla, me tropiezo con la alfombra y casi me estampo contra la mesa… ¡Joder! ¡Se me ha torcido un dedo! Lo alcanzo, pongo la voz más dulce que puedo y ¡zas!...una equivocación. Me hundo en la miseria, agacho la cabeza y vuelvo arrastrando los pies a mi silla. Desolación total. Toda la tarde esperando, ya no se acuerda de mí. Suena otra vez el teléfono, que pesado seguro que se ha vuelto a equivocar, se va a enterar:
- ¡DIGAME!...
Trágame tierra, es ella. ¡Dios que metedura de pata!
-¿Qué te pasa nena?, pareces enfadada.
Y yo que he estado ensayando toda la tarde un tono suavecito. Estoy a punto de explotar. Tantas horas esperando una llamada, un mensaje lo que sea, y ahora…
Recapacito y pienso que su voz me calma toda la angustia del día y que prefiero escucharla un minuto que ninguno. Cuando colgamos el teléfono, me siento tan feliz y tan triste a la vez. Aguantaré hasta la siguiente llamada, hasta el siguiente mensaje, hasta cualquier cosa. Creo que tengo una adicción, una adicción a ti. Creo que necesito una dosis más a menudo. En caso contrario la angustia me consumirá… ¡JODER, me sigue doliendo el dedo!
2 comentarios:
Todos los adictos a alguien somos iguales, necesitamos alguna señal que nos diga: te quiero,pienso en ti,te echo de menos, no puedo estar sin ti, te deseo.
Tenemos verdadera necesidad de un mensaje romántico,una llamada inesperada, una sorpresa,pequeños detalles,el que este pendiente de nosotros, que nos pregunte como estamos.
Nos encanta, sobre todo el estar sin más, hablando de cualquier tonteria sólo por estar,el que nos dedique su tiempo porque le encanta nuestra presencia,el sentirle cerca, su interes, su cariño, su .....amor
¡cuesta tan poco hacernos sentir bien!
Cuesta también tan poco esfuerzo el hacerlo si de verdad se ama la otra persona.Tu lo dices: nos encanta su amor. Y si amas te entregas sin medidas, si amas todo lo que acabas de poner sale solo...
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