jueves, 19 de junio de 2008

Un cero a la izquierda

MIS PENAS
Mis penas son mudas
viven en mis ojos
allí nacen y mueren
en silencio resignado
después las entierro
húmedas y saladas
junto a sus hermanas
en mi nicho llorado
y así pena tras pena
me voy yendo despacio
de todo lo que yo quise
de todo lo que fue en vano.

Torosalvaje

* * *

Estoy cansada de tener que volver a pasar por esto, de darme cuenta que en mi vida solo he pasado por situaciones desagradables. En vez de superarlas se han amontonado en mi corazón, añadiendo cada día más peso al insoportable lastre. Me he quedado parada. No quiero abrir los cajones de mi alma para sacar las heridas, los malos recuerdos, las lagrimas. Intento parecer fuerte, no me gusta que la gente me vea llorar. Sin embargo los que quiero que me vean han decidido bajar el telón y marcharse de mi vida.

No tienes ni la más remota idea de cuánto te necesito ahora mismo. La falta que me hacen tus palabras. Desesperadamente grito en silencio, necesito que me calmes, que me digas que todo está bien, que no soy ningún monstruo, que lo que me han hecho hoy es injusto, que estás aquí conmigo, que no me preocupe por nada, que cualquier cosa pase estás aquí, a mi lado.

No. Ni siquiera una pizca de interés por tu parte, ni siquiera un ‘hola, qué tal’, ¿cómo puedo entonces pretender que me consueles en los momentos difíciles? Pero lo necesito, eres la única persona con la que me gustaría compartir ese momento de amargura, la única persona de la que quiero un poco de atención, la única persona que sería capaz de confortarme, la única persona de la que me dejaría abrazar…porque te quiero.

Tengo la cabeza a punto de explotar del dolor, no sé si por las ostias que acaban de darme o porque en un espacio de treinta segundos he visto que verdaderamente mi vida es un infierno. Me he enfrentado conmigo misma, aceptando que no he sabido hacer nada bien y por esto ahora estoy pagando el caro precio. En todo lo que verdaderamente me importa las cosas tienen que romperse. Me pregunto cuántos caminos tendré que hacer para saber cuál es el que me lleva a la felicidad. Parece que la vida no me quiera conceder esa oportunidad. Sigo perdonando para seguir sintiéndome como un cero a la izquierda. Sigo dando segundas oportunidades a personas que no solo no las aprovechan sino que hacen como si el hecho de habérselas dado no fuera importante. Sigo esperando ese cariño, esa atención, y cuando por fin parece llegar, algo tiene que pasar para que todo vuelva a ser igual.

No quiero ver la realidad. No quiero ver que siempre sigo ciega ante las ganas de creer que las cosas esta vez vayan a ser diferentes. Y me siento perdida, abandonada y rota como una muñeca de trapo. No puedo vivir de la esperanza porque la experiencia me ha enseñado que todo acabará en saco roto como todas las demás veces. Y sin embargo no me rindo, lucho hasta al final aun sabiendo que todo ya está perdido. Es inútil, todo inútil.

Estoy en el limbo sin saber para donde tirar. Probablemente aquí me quedaré. Soy demasiado floja para seguir y demasiado cobarde para quedarme. Y sin ti todo se hace aún más difícil.

2 comentarios:

Amapola dijo...

Cuanta desesperación en ese relato......menos mal que después de la tempestad viene la calma......
Saludos

Blumun dijo...

Hay veces que lo que escribes me deja sin respiración, otras sin palabras.Hoy se me ha cortado la respiración y me he quedado sin palabras. Sin respiración por la intensidad de tus sentimientos y sin palabras por el nudo en la garganta al constatar tu dolor.
Lo peor es que no tengo ningún remedio para poder aliviarte. Tus heridas están en lo más profundo de tu corazón, tienen que curar de dentro hacia fuera, no sirven los paños calientes.
Se que lo conseguirás. Si tu quieres, mientras, enjugare tus lagrimas y mi hombro te servirá de apoyo. Es todo lo que te puedo ofrecer (bueno, y algunas horas robadas al sueño).