sábado, 28 de junio de 2008

Paraguas

'Yo también tengo ruinas
y si acudo al pasado
ya no sé a quién o a quiénes
busco entre los escombros'
Mario Benedetti

* * *

Te abrazo con mucho cuidado, con miedo, muy despacio. Es la última vez. El ultimo abrazo que te voy a dar. El abrazo de mi despedida. Muchas veces la razón me pidió que me distanciara de ti, que dejara de sentir, pero el corazón me obligó a no dejarte. Ahora sólo es escombro, las heridas se clavan como cuchillos ardientes en las llagas de tu adiós. No quería saber, no quiero saber… no quiero ver como mis sueños se rompen en trozos. No quiero ver como mi futuro se convierte en tu ausencia. Hasta hoy no tenía paraguas y las gotas de lluvia mojaban mis sutiles esperanzas. Estremecida me abandonaba a la miseria, andaba por calles desiertas escuchando el eco de mis pasos. Cada gota que caía añadía más peso al camino y el espacio de tiempo se convertía en una macabra pesadilla. Eterno.

Ahora tengo paraguas, inmune a la aflicción de tu perdida. El sagrado manto me deja respirar, me libra de tu recuerdo y me protege del perjuicio. No miento, a veces me gustaría poder quitármelo para volver a sentirte cerca, para que las gotas se transformen en mis lágrimas que por miedo a expresarse han dejado de caer. Ahora se ahogan en el silencio dispuestas a afrontar la realidad y seguir adelante sin el recuerdo de algo que nunca fuiste. Mis pies sin dueño caminan con los semáforos en rojo sin hacer caso a tu oculta presencia, avanzan con el viento que no quiere que se acerquen al epicentro del egoísmo, afrontan la lluvia que moja cada paso haciendo el olvido más difícil.

Todo sin ti se hace más difícil… pero ahora tengo paraguas.

2 comentarios:

Blumun dijo...

Por saber tuyo el vaso en que bebías,
una tarde de junio lo rompiste.
Bebió la tierra el agua, limpia y triste,
Y ahora tienes la sed que no tenías,


Quizá otra vez vendrán tus buenos días
Y bebas sin mirar, como bebiste.
O quizá el vaso en el que te ofreciste
otras manos lo quiebren, no las mías.

Igual que el que de noche se despierta
y busca cerca el agua preparada,
te buscó a ti mi voz y no escuchaste.


Pon a tu corazón desde hoy alerta:
no nieguen a tu sed enamorada
el mismo sorbo aquel que derramaste.


A. Gala

Blumun dijo...

Siempre me ha gustado mojarme, pero ahora estoy harta de que la lluvia me cale hasta el alma.
Casí no la siento y a veces me duele demasiado.
Necesito saber donde has conseguido ese paraguas, me hace falta uno urgentemente.