lunes, 21 de julio de 2008

Un dia gris...sin ti

[…] hoy tomo mi último rumbo desde mi cuerpo hasta el tuyo
desde donde estoy a ti […]

[…] tú serás mi último puerto para amarrarme a tu alma
y sólo yo vivir en él […]

[…] Faro que alumbras al mundo por encima de la tempestad
devuélveme la esperanza a y que brille mi estrella
pero no en soledad oye mi voz mi última oportunidad
faro que alumbras al mundo alumbra mi vida […]

Faro de Lisboa, Revolver

* * *

Sensación de vacío, una mezcla de temor e incredulidad. Me siento perdida en estas grandes, enormes redes de la felicidad. Tengo miedo de clavar mis esperanzas otra vez en el idealismo de un sueño, demasiado bonito para ser verdad. Me aterroriza el volver a empezar, consciente de que las pasadas 1000 veces mis creencias se han convertido en incertidumbres, en inundaciones, en tormentas, en piezas afiladas de un vaso de cristal roto. Me siento culpable, responsable de no haber sabido manejar las situaciones, de querer algo con todas mis fuerzas que al fin y al cabo siempre se me escapaba de las manos…y quizás también me mortifico, convenciéndome de que no merezco algo tan bonito como tú.

¿Y ahora?

Ahora las farolas de la esperanza me trazan el camino, llevándome hacia un lugar más seguro: el lecho de tus brazos. Ahora sé que eres lo único que quiero, sé que sin ti no valgo nada, sé que me haces feliz, que tu presencia se me hace tan indispensable como el aire para mis pulmones. Pero mis ojos se ciegan al ver tanta luz y me inunda el desanimo. Quizás esta tristeza también se debe a las ganas de tenerte y no poder palparte, abrazarte y no llegar a tocarte, sentirte cerca y no poder borrar esos miles de kilómetros que nos separan. Necesito que estés aquí. Necesito que me abraces. Despacio. Lento, para poder cerrar la puerta a las pesadillas, a los miedos, a las inseguridades y cegarme de tus ganas de querer y de quererte.

¿Y hoy?

Supongo que hoy es uno de esos días donde todo lo veo gris. Uno de esos días donde siento que no te tengo, mientras en verdad siempre estás conmigo. Uno de esos días donde no sé si lo que siento lo debería sentir, aunque me doy cuenta que es... que eres lo único que quiero. Y poco a poco levanto la cabeza, enfrento mis miedos y me convenzo que esta vez será diferente, que los cuentos de hadas si existen si tú eres la protagonista principal. Poco a poco mis ojos se acostumbran a la intensa luz de las farolas y con paso decidido sigo adelante, entregándome a las deliciosas llamas de la felicidad, sometiéndome a las exquisitas cadenas de tu amor.

¿Y mañana?

Mañana habré llegado a mi destino, taciturna y satisfecha. Disfrutaremos juntas el eterno trayecto de la alegría, enfrentando los temores, luchando contra los pequeños baches y llenándonos de amor. Mañana lo que deseo es poder despertarme a tu lado, sentir que debajo de mis sabanas descansa la silueta de tu cuerpo. El poder besarte la frente sin tener que despertarme del sueño. Mañana quiero que el sol filtre a través de mi ventana iluminándote la cara con una sonrisa. Quiero que las flores se abran al contemplar tu rostro. Mañana quiero dar un paseo por el río y verte feliz a mi lado. Quiero tenerte en mis brazos y susurrarte al oído que te quiero. Mañana… quiero estar contigo.

Supongo que hoy es uno de esos días donde todo se ve gris… y mañana… volveré a ser feliz…contigo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Un día gris? ya, lo que tú tienes es una resaca como un piano despues de un atracon de amor. Me rio yo de un día gris entre miles de ellos de colores brillantes. ¡Que viva la riqueza cromática!

esclera dijo...

¿Día gris? No hay día grises, sino opacas nubes que ciegan la mirada.
Espero que desde aquellos primeros días, tus sentimientos no hayan cambiado tanto. Y espero, haberte hecho feliz estos seis meses, yo, desde luego, me considero la mujer más afortunada del mundo a tu lado. Me acompañas entonces, otros infinitos seis meses más? :)

Cuéntamelo al oído...